libertad
Desde niña siempre fui muy consciente de muchas cosas, que tal vez para los niños de mi edad eran biológicamente difícil tener madurez, le estoy hablando cuando tenía ocho años; hay mil y un recuerdos que tengo guardados en mi mente, ojo, no en mi corazón. Situaciones que sucedían en mi casa, en mi familia y hasta en mi escuela. A la edad de 8 años obtuve un premio en mi escuela por ser activista, sí, cada viernes de todo el año escolar yo iba de rojo, lo que cual significaba que conciencia para las personas con VIH/SIDA, por supuesto que en mi madurez a esa edad no me daba para entender qué era esa enfermedad, el alcance social que podría tener, yo creo que ni siquiera podía pronunciarlo (RED for AIDS), pero lo que sí recuerdo es que había folletos con imágenes de niños con esta enfermedad, recuerdo que eran niños más pequeños que yo, con un aspecto físico triste, lo cual me conmovió tanto que decidí estar en esa campaña permanente. Hasta el día de hoy desconozco el impacto que pudo haber tenido el que usara rojo por todo un año en mi escuela, pero gracias a esa campaña fui desde entonces una niña -ahora mujer sensible. Sali hasta en el periódico local, todo esto pasó cuando viví en Mojave, Ca., sí otro tema que también me ha hecho sensible entorno a la migración, de niña fui con mis papás migrante.
Hace un tiempo encontré entre mis mil y un cosas que una guarda desde siempre, mis diplomas y reconocimientos que obtuve en aquel tiempo, siempre fui una niña activa, activista y bilingüe. Tengo una mamá -gracias a Dios, que siempre nos educó con humildad, nos enseñó a ser bondadosos, desde entre mi hermano y yo (a compartir), hasta con los animalitos. Llegamos a rescatar desde pájaros, perros, hamsters, conejos, ratones, gatos, y sí, un zorrillo, esta parte de la historia no lo recuerdo muy bien, sólo sé que mis tío llegaron con un zorrillo jajajaja, quien no sepa, Mojave, Ca., es literal un desierto, el desierto fue mi traspatio en mi infancia. Aprendí inglés antes que español, me refiero en un sentido literario, aprendí a multiplicar con puntitos y a dividir con restas...sí, esto fue mi dolor de cabeza cuando regresé a México a 4to., año de primaria, se los juro que lloraba porque no entendía las formas de educar de acá, desde que la escuela era muy fea -pública rural, hasta que mis compañeritos eran "gachos", de todo y todos se burlaban, decían palabras que eran "prohibidas" en mi casa, hasta poner apodos chuscos, que tampoco entendía... afortunadamente sobreviví la primaria, pero no sabía lo que me esperaba en la secundaria...
La secundaria, lo peor, sí, estás en esa edad en la que no quieres ser una niña, pero tampoco tienes los vellos suficientes para llamarte señorita, cuando la hormona se empieza a descontrolar, cuando si te va bien reglas por primera vez en 3ero., de secundaria, y sino, cargarás por mas de un año una bolsita negra con una toalla sanitaria escondida en lo más profundo de tu mochila porque sería catastrófico que alguno de tus compañeritos la encontrara, daba vergüenza pues. Sin duda una etapa complicada por muchas razones, desde biológicas hasta sociales. Creo que fue ahí donde cambié, crecí muchos centímetros, eso si me acuerdo, era la más alta del salón, pero sobre todo en mi persona, aprendí a decir NO, a debatir mis ideas, defender mis ideales, tuve mi revolución interna que mis papás llamaban rebeldía, lo más seguro es que así era, pero créanme, tenía mis ideas muy definidas ideas que por supuesto ya evolucionaron con el pasar de los años, pero aún soy esa niña noble, que sé que aunque pasen más años, lo seguiré siendo, así me destrocen -más el corazón, amigos y hasta mi propia familia, es mi esencia y no tengo porqué cambiarla, el mundo no tiene porqué ser malo.
Hoy recibí una llamada súper importante, pues era de alguien que tuvo mucho espacio en mi vida, alguien que apreciaba bastante, alguien que llegué a llamar amigo, pero que por azares del destino, y de esta sociedad tan "complicada" me hizo ver mi suerte de una manera hiriente, me lastimó, me lastimó mucho. Pues hoy recibí su llamada, confieso que quise evadirla, pero preferí afrontar, más daño no podía hacerme, de eso estaba segura. Mi sorpresa fue que su llamada fue para pedirme disculpas, para enmendar de alguna manera lo que había sucedido (obvio no les contaré qué fue lo que pasó, porque pues ya pasó ), no saben, sentí un alivio en mi estómago, no sé que tenga que ver el estómago con todo esto, pero así lo sentí, me sentí bien, me sentí agradecida con él por tomarse el tiempo, pero sobre todo asumir un error.
Mi mejor amigo siempre me ponía un ejemplo ridículo sobre la confianza, decía que la confianza era un vaso de agua, un vaso de agua que se le entrega a alguien, y cada que tome un sorbo es cuando abusan de esa confianza, llega un momento en que ese vaso queda vacío, el agua se fue, la tomaste o la derramaste, es lo de menos, lo que importa es que se fue, y cuando eso sucede es muy difícil que te vuelvan a dar otro vaso con agua. Yo soy muy de entregar no un vaso con agua, sino muchos, confío plenamente en la bondad del humano, en la responsabilidad de las personas, y he fallado, no todos los tienen. Lo he aprendido. Pero no importa, uno da lo que tiene.
En fin, las cosas caen por su propio peso, tarde o temprano...hoy más que nunca me siento feliz, tranquila, mi cabeza ya no está tan confundida, dejé de buscar las respuestas, he optado por crear nuevas memorias, tener una vida bonita, simple.

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